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Correspondencia
De la publicación de trescientas de sus cartas en la editorial Gallimard, destaca la diversidad y calidad de las preocupaciones de un ser de excepción que correspondía con personalidades tan diversas como Thomas Mann, Brigitte Bardot o Georges Pompidou. Siempre a la escucha del mundo, precursora, independiente, erudita y sensible, la escritora y académica se expresa en estas cartas sobre todos los temas, y algunas pueden ser consideradas como obras de pleno derecho y partes de un diario íntimo. Varias de ellas nos cuentan la evolución de sus novelas. La publicación reciente de Sources II nos cuenta más sobre las fuentes de su inspiración.
Estas cartas evocan así mismo su deseo de adoptar un niño, sus preocupaciones de dinero y de salud, su curiosidad por la astrología, su dolor por la desaparición de los seres queridos, sus preocupaciones metafísicas, su desprecio del parisianismo, su entusiasmo ante el Mayo del 68, su gusto e interés por los viajes, la política, América, Francia, los judíos, los soviéticos, las focas y las mujeres, extrañamente poco presentes en su obra.
Bien que universal en su forma de aprehender el mundo, Marguerite Yourcenar es aún objeto de prejuicios tenaces, que la cantonan en una literatura elitista. A pesar de sus adaptaciones cinematográficas, a menudo no es más que la autora de novelas con fama de herméticas, tales como Memorias de Adriano y Opus Nigrum, cuando ha publicado una veintena de obras y un centenar de artículos. Incluso hay quien se ha sorprendido de la publicación de dos de sus novelas en una colección de obras para niños.
No obstante, esta gran dama de la literatura parece esculpida para siempre en el mármol de la posteridad, piense lo que piense Jean d'Ormesson, quien hizo trabajo de pasillo para hacerla inmortal y ahora parece dudar de la perpetuación de su memoria. Bruselas la ha homenajeado con la inauguración de un «pasaje» decorado con citas de Opus Nigrum que da al Parque Egmont.
